Autor: Karen Muci, Psicóloga Infantojuvenil.

Los conflictos de comunicación al interior de las familias son frecuentes. ¿Por qué sucede esto? Cada familia tiene sus normas de funcionamiento y dinámicas particulares. La comunicación entre cada integrante es diferente, lo que produce un complejo tejido de mensajes, e interpretaciones, instalación de creencias, percepción de emociones, sentimientos, conclusiones, etc.

Lo anterior, da cuenta de la complejidad subyacente a la comunicación familiar, es por esto que debemos estar muy atentos a los mensajes que transmitimos como madres y padres, en la etapa de crianza de los hijos.

En práctica clínica es posible ver el impacto que tiene en el desarrollo psicosocial de niños y adolescentes, el ambiente familiar en el que se están formando, las familias pueden ser un factor de riesgo, o pueden ser un factor protector para niños y adolescentes, que dependerá en otros factores, de los mensajes verbales y no verbales que existen al interior de esas familias.

Es importante tener presentes que existen dos conceptos muy importantes en la comunicación familiar, son

•  La comunicación asertiva, que son las actitudes que permiten decir lo que sientes o piensas de una manera respetuosa contigo y con los demás; y
• La validación emocional, que es el acto de comprender y aceptar la experiencia emocional propia y de otras personas.

Los niños comienzan a construir su visión del mundo en gran medida a partir de lo que observan y escuchan en casa de sus personas significativas para ellos, en especial de sus padres. Cuando hablan con empatía y respeto, fomentan en sus hijos actitudes prosociales, desarrollando en ellos habilidades emocionales básicas y una mentalidad abierta.

El lenguaje de los padres moldea la autoimagen del niño y su percepción de su valor personal, el lenguaje que escucha un niño en su infancia, será un espejo de sí mismo en su adultez. Las palabras de los padres influyen en el desarrollo de la voz interna del niño, la cual lo acompañará toda su vida y puede ser un recurso de fortaleza o una fuente de autocrítica destructiva, que obstaculice el logro de su proyecto de vida.

El lenguaje positivo y de refuerzo es clave. Tener un lenguaje orientado al desafío y logro de objetivos, un lenguaje que transmita la firme creencia de “TU PUEDES” que logre transmitir confianza, y desarrollo de autonomía progresiva, que entregue expectativas positivas hacia el hijo/a.

Algunas frases que favorecen la autoestima y el bienestar emocional son:

• Validación emocional: “Entiendo cómo te sientes” / “Tus emociones son importantes”.

• Empoderamiento: “Confío en ti” / “Sé que puedes hacerlo”.

• Reconocimiento del esfuerzo: “Veo que trabajaste mucho en esto” / “Lo importante es que sigas intentando”.

• Amor incondicional: “Te quiero tal como eres” / “Eres muy valioso para mí”.

• Autoconfianza: “Eres capaz de tomar buenas decisiones” / “Estoy orgulloso de cómo enfrentaste esta situación”.

Estas expresiones no solo fortalecen la relación entre padres e hijos, sino que también fomentan la resiliencia y la seguridad en sí mismos, impactando positivamente su desarrollo emocional y social.